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Consejos de un Veterano Parte 5 de 5

En el cierre de la serie Consejos de un Veterano, terminaremos con un último, pero no menos importante consejo: Prepárese para perder algunas batallas, y nunca olvide que a veces perdiendo se gana.

Lo anterior puede sonar paradójico, pero es cierto. Recuerdo hace muchísimos años atrás, principios de la década de los 80’s, Ronald Reagan se enfrentaba a Walter Mondale por la Presidencia de los Estados Unidos. Mondale perdió abrumadoramente. Reagan ganó 49 de los 50 estados y de los 538 votos electorales que había, ganó 525. Con 270 votos electorales se gana la Presidencia de la nación. Mondale solo ganó en su estado natal, de donde fue Senador y desde donde había llegado a la vice presidencia bajo el mandato de Jimmy Carter. Cuando recibió esa aplastante derrota de parte de Reagan, entre las muchas cosas que dice un político que ha sido derrotado y que tiene que enfrentar los medios y hasta la gente de su propio partido dice algo más o menos así, “que en cada derrota estaban las semillas de la victoria”. Uno podría interpretar esas palabras de diferentes maneras. Yo las interpreta como que se puede aprender de las derrotas y si se aprende bien unas lecciones se puede volver a ganar.

Más adelante recordando esas mismas palabras pude entender que cuando uno hace algo con todo el corazón, sabiendo que lo que esta haciendo está dentro la voluntad de Dios y que estamos siendo fieles al llamado de Dios, no importa cual sea el resultado, siempre habremos ganado.

En un mundo donde la gente busca el aplauso de los demás y a veces hasta el aplauso del mundo, es fácil perder de perspectiva unas palabras que Cristo nos dejo en Juan 15:18-21. Dice la Nueva Traducción Viviente: “Si el mundo los odia, recuerden que a mi me odio primero. Si pertenecieran al mundo, el mundo los amaría como a uno de los suyos, pero ustedes ya no forman parte del mundo. Yo los elegí para que salieran del mundo, por eso el mundo los odia. ¿Recuerdan lo que les dije? “El esclavo no es superior a su amo”. Ya que me persiguieron a mí, también a ustedes los perseguirán. Y si me hubieran escuchado a mí, también los escucharían a ustedes”. Luego en el próximo capítulo, en el verso 1 dice: “Les he dicho estas cosas para que no abandonen su fe”. Luego viene en el 33 con una palabra de ánimo y afirmación: “Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo”.

Las palabras del Apóstol Pablo a Tito, tienen tanto relevancia hoy, como en el día que se escribieron. Dice Tito 3:1-2: “Recuérdales a los creyentes que se sometan al gobierno y a sus funcionarios. Tienen que ser obedientes, siempre dispuestos a hacer lo bueno. No deben calumniar a nadie y tienen que evitar pleitos. En cambio, deben ser amables y mostrar verdadera humildad en el trato con todos”. Las anteriores son palabras profundas, duras y difíciles de obedecerlas con las fuerzas puramente humanos. Solo la fuerza sobrenatural del Espíritu y los frutos que produce en nosotros, nos puede capacitar para vivirlas.

Si algo aprendimos los activistas de la pasada generación, fue (1) Guardar nuestro corazón. No permitir que las difamaciones de gente sin temor de Dios y las mentiras que nos hicieron padecer y sufrir, nos llegaran a crear odios y rencores; (2) Nunca devolver un mal con otro mal, estar siempre dispuestos a hacer lo bueno, lo correcto, aún a nuestros enemigos. En los ministerios pro familia y en su liderato hay muchísimos testimonios, algunos contados y otros que nunca se contarán, de la bendición que trae al corazón, el usted llegar a bendecir a aquellos que te maldicen. El bendecir a alguien ayudándolo en una imperiosa necesidad, cuando apenas media hora antes esa misma persona estaba profiriendo inuendos y humillaciones en un medio de comunicación, logró en ocasiones la transformación de personas. También en otros casos se cumplió lo que dice Romanos 12:19-21. La NVI lo tradice así: “No es venguéis, hermanos míos, sino dejad el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: <Mía es la venganza, yo pagaré> dice el Señor. Antes bien, “Si tu enemigo tuviera hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se averguenze de su conducta”. No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien”.

No hay fuerza en este siglo que pueda contra el amor.

De la Palabra de Dios seguiremos sacando las fuerzas para serle fieles a Dios, y el Espíritu Santo seguirá dándonos la capacidad para vivir sus mandamientos. Más grande es el que está con nosotros, que las brigadas de los ejércitos de este mundo que se levantan en contra nuestra.

Jesucristo ha sido, es y seguirá siendo nuestro modelo y líder y en su nombra vamos a vencer.

Y como siempre le dije a nuestras huestes: “Estamos en el equipo ganador. Sabemos cómo termina esta historia, porque la leímos en el Libro. No estamos en estas luchas por el ganar o perder, estamos luchando para serle fiel a Aquel que nos llamó. Queremos vivir para agradar a aquel que nos tomó por soldados“.

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