Que tronco de revolú se le ha formado a la autora del proyecto del llamado “Acoso callejero” o como ya lo bautizaron en el relajo de la calle la “Ley del Piropo”. Dicho medida legislativa ( Proyecto del Senado 326 ) aprobada casi por unanimidad por el Senado y de la autoría de los Senadores del Movimiento Victoria Ciudadana, Ana Rivera Lassén y Rafaél Bernabe Riefkohl hubiese pasado sin pena ni gloria a la consideración de la Cámara de Representantes, sino hubiera sido por un solo voto que se dió en el Senado.
¿Quién pudiera haberse imaginado que un proyecto en donde el 99% de los senadores le votaron a favor, llegara a crear un verdadero pandemonium noticioso, por el único voto en contra que generó? Pero no fue cualquier voto. Me imagino la cara de sorpresa y de indignación de los autores. Dirían algunos: “Bendito, casi no nos aprueban nada, y cuando tenemos un proyecto achoca’o con el 99% de los votos, nos lo malogran”. Ciertamente la intención original pudiera haber sido buena, pero lo ambiguo del proyecto y la falta de especificidad lo hacía uno de carácter inconstitucional.
Me trajo a la memoria un choque que tuve con el entonces Presidente del Senado Luis A. Ferré a finales de los 70’s cuando no quería aceptar crudeza en las descripciones que se hacían de lo que sería tipificado como delito en una ley de obscenidad que estaba propuesta. Los abogados de Morality in Media del Centro Nacional de Ley de Obscenidad en Nueva York me advirtieron que no aceptara bajo ningún concepto que se diluyeran las definiciones y mucho menos en el área de la especificidad de lo era la conducta y material obsceno que se trataba de prohibir. Finalmente Don Luis A. Ferré entendió el concepto con una manita que nos dio el entonces Cardenal Luis Aponte Martinez.
¿Dónde está la hipocresía aquí? En el hecho de que en Puerto Rico existen unas leyes de obscenidad que son las más sólidas y específicas que hay en muchas jurisdicciones. Mientras había una política pública del gobierno de hacer cumplir esas leyes, había un mayor respeto. Pero ese mismo gobierno no solo abandonó la política en enforzar dichas leyes, sino que ahora se dedica hasta promover a aquellos que utilizan lenguaje sexualmente explícito en sus líricas que ofenden la dignidad de la mujer puertorriqueña y la cosifican. A veces es paradójico el ver estos “arranques de moral selectivos”. Pero que se puede esperar de funcionarios que creen la falacia de que la pornografía es un crimen sin víctimas. Recuerdo de un pasado Secretario de Justicia que me lo dijo en una reunión en el 1995. Quien diría que en un momento dado ocuparía la principal silla política del país.
Si el Proyecto del Senado 326 no llega a ser enmendado en la Cámara de Representantes para atender sus vicios constitucionales, no va a tener el mismo resultado que tuvo en el Senado, lo colgarán. Otro proyecto colgado para el Movimiento Victoria Ciudadana.
Por último, ¿quién dice que un voto en las cámaras legislativas, no pueden hacer una diferencia? No es la primera vez, ni será la última que la Senadora Joanne Rodriguez Veve sacuda el palo allí, en muchos “issues” sacando a relucir no solo lo obvio, sino también lo que no vieron el resto de sus compañeros senadores. Eso se llama fiscalizar elegantemente y un llamado a legislar con prudencia e inteligencia.