En el primer consejo de esta serie discutimos la importancia de tomarse tiempo en las luchas para calmarse, bajar la revoluciones y controlar la adrenalina, especialmente cuando las cosas se ponen tensas, o se polarizan y hay necesidad de detenerse y tomarse un tiempo para reenfocarnos y luego regresar nuevamente al ruedo con fuerzas nuevas. Muchos de los que no han aprendido estas cosas se han quemado dentro de las propias causas.
El segundo consejo era que siempre tuviéramos presente cual es el orden de prioridades: primero en nuestras vidas como cristianos y luego en las luchas en las que militamos. Invertir prioridadades resultará por lo general en tener que pagar un precio, en ocasiones altísimo.
El tercero, aprenda la diferencia entre lo que es denuncia profética de la maldad y lo que es dogmatizar los “issues”, o sea, abrazar causas o luchas como si fuesen elementos fundamentales de fe y tratar de imponer criterios religiosos o personales a la trágala y también el abrazar la quimera de podemos cambiar al hombre a través de la creación de leyes.
Tenemos que tener siempre presente en las luchas que usted no cambia una cultura cambiando o pasando nuevas leyes. Usted cambia una cultura cambiándole los hábitos a las personas, cambiando corazones. Por eso el Evangelio sigue siendo tan central a las posibilidades de una reformación cultural. Reconocemos la importancia de la ley en términos de proteger a las personas, castigando al malo y premiando al bueno.
Recuerdo todavía cuando en una de las primeras Juntas de Directores del Ministerio Cristiano de las Catacumbas se discutió un tema para ser llevado a la aprobación de la Asamblea Pastores, se habló por un lado de la creación de una enseñanza bíblica de loque era acción social y de la la formalidad y apoyo a ministerios de accón social que existían. Una de las áreas de trabajo de nuestro ministerio ( 9 Puntos, específicamente el #6 ) hablaba de que teníamos que hacer “justicia social”. Queríamos que nuestros pastores y ovejas estuvieran claros en que lo que hiciésemos lo haríamos amparados en fundamentos bíblicos. Era importante que la gente no viera estas luchas como unos buenos deseos de hacer algo, sino como imperativos que salían de la Palabra de Dios, del carácter de Dios. Las estrategias y formas de alcanzar metas podían ser opinables, pero no el fundamento que nos movía a actuar. El resto de obra social la podían hacer los Rotarios, Leones, Kiwanis y el Club Cívico de Damas, y otras entidades sin fines de lucro. El término “acción social” lo teníamos que tener muy claro en los 70’s si quer´âmos fundar ministerios sólidos que perseveraran contra viento y marea. Para nosotros “justicia social” significaba “justicia bíblica”.
Esta semana publiqué en mi página de Facebook un artículo que recoje lo que es este tercer consejo y como vi que no mucha gente se acercó a leerlo, primero porque estaba en inglés y en segundo lugar, quisiera creer que no, porque el artículo era extenso. A continuación haré una traducción libre del mismo.
“La acción y Justicia Bíblica tiene que estar basada en lo que nos revelan Las Escrituras de quién es Dios. Solo Dios puede determinar lo que es justo, solo Dios tiene el estandar bajo el cual podemos evaluar y diferenciar lo correcto de lo incorrecto, lo bueno de lo malo. Esto es asi ya que la ley humana es imperfecta. Un caso que ejemplifica eso es la decisión del Supremo Federal legalizando la matanza de los niños a través de la horrenda práctica del aborto. Para poner más claro el concepto, se puede ilustrar con un silogismo: “Primera premisa es que verdadera justicia es pura porque viene de Dios. La segunda es que el hombre es pecador y crea la ley humana. Por consiguiente, las leyes no siempre van a ser justas”.
La Ley de Dios, se manifiesta claramente en el Antiguo Testamento a través de los 10 Mandamientos ( Exodo 20:1-17 ). Ese carácter perfecto de Dios en el Antiguo Testamento se resume muy bien el el Nuevo Testamento con la Ley Real de la que habla Jesucristo y Santiago ( Mateo 22:37-39 y Santiago 2:8 ).
“Justicia social” hoy en día es otra cosa y si usted no es uno de esos a los que le enseñaron de “chiquitos” que en el debate de ideas había que pedir la definición de términos, pues fácilmente podrá ver que hay términos que significan muchas cosas diferentes a muchas personas. La meta principal de muchos de los “nuevos” luchadores por la justicia social, no es otra cosa que la deconstrucción radical de la sociedad. Muchos grupos modernos quieren a través de la acción política el desmantelar, deconstruir y reordenar la sociedad y sus estructuras de acuerdo a sus narrativas de reescribir la historia, de convertir las víctimas en opresores, etc.
William Wolfe en su escrito “Justicia Social vs Justicia Bíblica: Una Diferencia Incompatible”, nos habla de las tres diferencias fundamentales entre ambas:
- La Justicia Bíblica refleja el carácter de Dios, mientras que la Justicia Social refleja la filosofía del hombre caído. Dios es un Dios de justicia. El concepto de la justicia divina verdadera está enraizada en Su carácter ( Salmo 82:3-4, Salmo 89:14 ). Por lo tanto la justicia bíblica es pura, siempre levantará y exhaltará lo bueno, y denunciará lo malo. La justicia social moderna es todo lo contrario. Lejos de fluir de la santidad infinita de Dios, es solo el producto filosófico de un hombre caído. Aun asi tiene poder para seducir y Las Escrituras nos lo advierten. La Nueva Traducción Viviente, traduce Colosenses 2:8 así: “No permitan que nadie los atrape con filosofías huecas y disparates, que nacen del pensamiento humano y de los poderes espirituales de este mundo y no de Cristo”. Ese pensamiento humano y esos poderes espirituales de este mundo son los que han producido el debilitamiento de la familia nuclear, las políiticas económicas socialistas, la corrupción generalizada y los que han catapultado las causas LGBTQ+ y del totalitarismo del movimiento transgénero. No es de extrañar que muchas de las luchas que se ven hoy son el fruto de pensadores como Karl Marx, Michael Focault, Jacques Derrida, Antonio Gramsci y los modernos movimientos de Yoke, Black Liives Matter y ANTIFA.
- La Justicia Bíblica es objetiva, la Justicia Social moderna es subjetiva. Deuteronomio 17:6 dice: “Por dicho de dos o tres testigos morirá el que tuviere que morir; no morirá por el dicho de un solo testigo”. ¿Por qué el requerimiento de multiple testigos? Para asegurar que la justicia ( en este caso castigo ) fuera aplicada basada estrictamente en realidades objetivas, en hecho verificables y no sencillamente en una interpretación u opinión subjetiva de una sola víctima. Lo anterior quedó claramente ejemplificado en las vistas de confirmacion del Juez Brett Kavanaugh al Supremo federal.
- La Justicia Bíblica es imparcial, la Justicia Social moderna está predicada en mostrar precisamente parcialidad. Dios no es como nosotros, hay gente que piensa que Dios es un tipo “cool” que entiende las luchas de la sexualidad moderna, y que es partidario de la famosa sicología pop de “You are OK, I’m OK”, etc., etc., etc. La Biblia enseña que Dios tratará con cada uno de nosotros no basándose en el color de nuestra piel, o nuestro sexo, o identidades sexuales, sino sobre la base de nuestro pecado. En el último análisis, cuando todos estemos frente a Dios, el juicio de él será totalmente justo e imparcial. La única identidad que valdrá e importará allí, es si usted está “en Cristo” o no. Por otro lado la Palabra lo pone bien claro de lo que piensa Dios sbre el juzgar imparcialmente. Levítico 19:15 dice: “No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con juesticia juzgarás a tu prójimo”. O sea, esto no trata de “Arriba los de abajo” o viceversa.Se trata de ser verdaderamente justo, haciéndole justicia a todos por igual.
Según Wolfe, “Justicia es una de las palabras más importantes de la Biblia. Es uno de los conceptos más importantes de cualquier cultura. Si la iglesia que cree en la Palabra, abandona la justicia genuina en favor de un concepto cultural destructivo que falsifica lo real, ¿quién quedará que apoye y defienda la verdad?
2 Corintios 11:14 nos recuerda que “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.
Rechazemos esta peligrosa ideología y las suposiciones de esta perversa cosmovisión y recapturemos una gloriosa y justa visión, bíblicamente determinada de lo que es justicia. Solo así nuestras sociedades serán verdaderamente justas.